ESTADIOS (TARJETA DEL AFICIONADO)

Con el fin de prevenir la violencia en los estadios, en 2010 se introdujo la “tarjeta del aficionado”, que permite “registrar” a los ciudadanos que acuden con frecuencia al estadio. Pero esta solución se ha revelado bastante inútil contra la violencia, a pesar de que siga en vigor la Ley Amato que, en su artículo 9, prohíbe la compra de entradas y la obtención de la tarjeta del aficionado a quienes hayan recibido una condena por los conocidos como “delitos del estadio”.
Actualmente resulta demasiado fácil acceder a los estadios utilizando la tarjeta de un amigo…
En este caso, PrivacyCard puede ser la solución, ya que garantiza que solo el legítimo propietario del abono pueda acceder al estadio.

Hoy en día, el control del acceso del público a grandes instalaciones, como los estadios, es un problema cada vez más debatido, sobre todo después de la intensificación de los ataques terroristas en Europa, que tienen por objetivo los lugares de grandes aglomeraciones.
A nuestro parecer, para asegurar una mayor seguridad al ciudadano no se necesitan controles mayores, que a menudo nos obligan a sacrificar parte de nuestra privacidad, sino simplemente controles mejores.

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